La persona que padece alzheimer tiene 85 años y es cuidado
por su hija, que pasa la mayor parte del tiempo en casa de su padre.
En casa se han tenido que hacer muchos cambios para
facilitar la vida al paciente y al cuidador. Donde más cambios han tenido lugar
han sido en el baño, en el que se han colocado agarraderas y un pequeño asiento
para evitar que se caiga. Esto ayudaba a que antes el paciente pudiera ducharse
él solo y le daba autonomía, pero ahora el grado de la enfermedad es bastante avanzado
y esta tarea la realiza la cuidadora. También en la cama tuvieron que poner una
barandilla, para evitar que se pudiera caer durante la noche.
En cuanto a la ropa se utilizan zapatos con velcro y
sudaderas con cremallera para que pueda quitárselo él mismo y para poder
quitárselo más fácilmente. Los pantalones que más usa son los de chándal,
porque le proporcionan mayor comodidad.
Cuando el grado de la enfermedad era menor el cuidador
preguntaba a la persona con alzheimer que es lo que quería comer, para que así
se lo comiera mejor. Pero últimamente ya no quiere comer nada y le cuesta mucho tragar, por lo que le tienen
que hacer toda la comida puré. Además durante la comida la cuidadora tiene que
estar presente para animarle a que coma más y a que se tome las pastillas, ya
que como describía la cuidadora “en ocasiones parece que se le olvida que tiene
que comer y aunque está sentado en la mesa con el plato delante es como si
tuviera la mirada perdida.”
Una anécdota que contó la cuidadora es que a su padre le
gustaban muchos los helados, dulces, etc. Pero no podía comerlos porque es
diabético y cada vez que lo hacía le regañaban, entonces lo que este hacía era
ir a escondidas cuando sabía que no había nadie en la cocina a cogerlos.
Entonces cuando la cuidadora colocaba el sofá se encontraba los papeles de los
bollos. La cuidadora trataba de esconder los dulces para evitar esta situación,
pero él siempre buscaba por todos los cajones y los encontraba.
También la cuidadora me insistió que todos los días tenían
que hacer las cosas a la misma hora, porque sino el paciente estaba trastornado
durante todo el día. Así que la cuidadora describía el día como monótono.
Lo que le gustaba hacer mucho y le hacía sentirse bien es ir
a pasear por su barrio y encontrarse con sus vecinos, ya que todos saben la
enfermedad que padece y le tratan y le cuidan muy bien. Estas personas se
dirigen a él y hablan con él, por lo que le hace sentir útil, pero el resto de
personas se dirigen al cuidador y le hace sentir aislado.
Aunque la cuidadora nos contó que no suelen darle ataques de
agresividad, cuando estos ocurren optan por estar con él tratando de calmarle y
nunca dejarle solo, ya que en ocasiones ha llegado a escaparse de casa. En
estas situaciones la cuidadora opta por callar, para no ponerle más nervioso.
Una de las cosas que más le entretiene son las canciones y
sobre todo las canciones de su época. Esto le ayuda a ejercitar la memoria ya
que se pone a cantar. También la música le ayuda a relajarse y la cuidadora se
las pone mientras le bañan ya que en ocasiones se pone muy inquieto. Otra de
las cosas que más le gusta son los animales y la cuidadora nos contó que tiene
un gato y cuando se siente solo se pone a hablar con el gato y en ocasiones se
expresa mejor cuando habla con el gato que cuando habla con el resto de las
personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario